Obra Civil
La ciudad romana de León
La actual ciudad de León debe su origen y nombre al mundo militar romano, en concreto a su nacimiento como campamento. En ese lugar se asentaron, la Legio VI Victrix primero y la Legio VII Gemina más tarde, en el marco de la conquista y reorganización del noroeste peninsular. El núcleo posterior se llamó Legio y de ahí derivó el nombre de la ciudad medieval de León.
El campamento legionario original se amuralló y parte de su trazado y organización interna aún se aprecian en la distribución de la ciudad actual. El establecimiento militar perdió su matiz original cuando ya la zona estaba pacificada y se amplió; se construyó una muralla de mayor envergadura y longitud en el siglo I d. C.; más tarde, en época tardoimperial se amplió y gran parte de su trazado siguió utilizándose en época medieval.
Esta muralla es el elemento arqueológico más destacado de la ciudad, cuyo recorrido puede hacerse con facilidad. La defensa que actualmente se puede admirar, conocida como Muralla de los Cubos, sigue el mismo trazado de la original del campamento militar y conserva hasta 36 torres, aunque parece que originariamente pudo tener más. El tramo mejor conservado es el que discurre entre la Torre de los Ponces y la Puerta del castillo hasta la Torre de San Isidro; de su fábrica original romana se pueden observar algunos restos en el conocido como Jardín del Cid y en la Plaza de San Isidro.
Algunos restos de su pasado romano se encuentran conservados en el subsuelo de la ciudad, y fueron localizados en excavaciones arqueológicas. Es el caso de la Cripta del Obispo que conserva los restos de una de las cuatro puertas del campamento legionario, conocido como Porta Principalis Sinistra, la que se orientaba al este. Se trata de un gran acceso doble que estaba flanqueada por dos grandes torres rectangulares. Se localiza en la calle del Obispo Almarcha, nº 5.
León también contó con un anfiteatro, algunos de cuyos restos se pueden ver en una nueva cripta, la conocida como de Cascalería, por el nombre de la calle donde se ubica. El anfiteatro era de pequeño tamaño seguramente por estar dedicado a la diversión de los legionarios y no a la de una gran urbe. Se conservan parcialmente las gradas y parte de la zona central. Cada verano se organizan en los restos romanos del propio anfiteatro una serie de actividades culturales como teatro, conciertos o lectura de poesía.
Otra de estas criptas visitables es la que se encuentra bajo la catedral, ya que en seo se descubrieron ya en el siglo XIX, los restos de un complejo termal de grandes dimensiones, con estancias destinadas a contener agua, las piscinas, y un variado sistema de evacuación del agua.
También relacionado con el agua es el depósito de planta rectangular, situado en la calle del Torrejón, realizado con opus caementicium, integrado hoy en una zona ajardinada y que se ha interpretado como el depósito que abastecía al campamento legionario.
Un espacio más para visitar es el llamado Torreón de los Ponce o del Obispo, uno de los cubos cuadrados que aún se conservan de la muralla romana, con su basamento original romano.