Ingeniería
Explotaciones auríferas de Pino del Oro
En el Parque natural de los Arribes del Duero, próxima a la frontera con Portugal, se sitúa la localidad de Pino del Oro. Al oeste del casco urbano, en el entorno del arroyo de Fuentelarraya se pueden ver diversos vestigios de la actividad minera extractiva de oro llevada a cabo durante los siglos I y II.
En estas primeras centurias de nuestra Era, cuando la zona se encontraba ya inmersa en la organización imperial, la minería del oro constituía una actividad imprescindible para el funcionamiento del Estado romano. En Pino del Oro, además del interesante paisaje natural, se pueden encontrar y recorrer las antiguas canteras y las improntas del procesado del mineral realizadas en explotaciones a cielo abierto o también a partir del oro libre en los cursos fluviales.
El estudio arqueológico realizado en la zona desde 2006 ha inventariado 73 yacimientos que muestran el modo en que se llevaba a cabo la actividad extractiva. El procedimiento consistía en triturar el mineral y lavarlo posteriormente; esto se realizaba en cazoletas profundas, de un diámetro entre 20 y 40 cm, talladas en las rocas graníticas.
La zona, llena de evidencias de este tipo, puede recorrerse de forma guiada, pues hay un sendero marcado con señales y paneles informativos que van explicando los restos que se encuentran y su uso. Se recorren 6,4 km por un itinerario a pie que comienza al noroeste del casco urbano y que se estructura en diez puntos. Es un recorrido muy indicado para familias, pues no reviste ninguna dificultad y los carteles que lo jalonan ofrecen información de muy fácil comprensión.
Tras un panel inicial con información del itinerario, se comienza en el paraje conocido como Peña Latalaya, que destaca en el paisaje como una pequeña elevación, y en el que se ofrece al visitante datos sobre el entorno natural.
El siguiente punto informativo se localiza junto al arroyo de Fuentelarraya y se dedica al granito, pues este material es el más abundante en la zona y, por lo tanto, el que se utiliza para las estructuras. En concreto, se da especial relevancia a los pequeños puentes, conocidos en la zona como pontones, construidos con este tipo de piedra.
El recorrido continúa con el punto número 3 en la zona conocida como los Monticos. Aquí se pueden ver los primeros restos relacionados directamente con la actividad extractiva de oro. En concreto una fosa que se excavó para extraer el mineral, que se encuentra cubierta por una estructura que la protege.
En el siguiente punto informativo, en la zona conocida como Leyenda de la Sierpe, donde se observan las cazoletas horadadas en el granito para el lavado y triturado del mineral. Se muestra la curiosidad de que sobre las cazoletas se trabajó la roca allí existente para crear una especie de visera natural que protegería a los trabajadores durante su trabajo.
El recorrido continúa con una nueva trinchera o fosa excavada para la extracción del oro, conocida como La Ribera, en el punto cinco. Mientras, en el número seis, se pueden ver más trincheras o fosas que se conocen como Sepultura del Moro.
El punto siete marca la existencia de numerosos indicios de la actividad minera, con numerosas cazoletas, un canal de desagüe y varios agujeros de poste que sustentarían las cubiertas que protegerían la zona de trabajo, todas talladas en el granito. Junto a la zona de trabajo se localizaba la destinada a las viviendas de los trabajadores y este espacio, situado en una elevación destacada en el paisaje, se explica en el punto ocho.
Los dos puntos que quedan del recorrido muestran nuevas estructuras relacionadas con la actividad minera, como cazoletas y trincheras, además de una inscultura, es decir un grabado rupestre realizado con un piqueteado continuo, de unos 16 m de longitud que se identifica como una serpiente o dragón.
Una vez finalizado este recorrido, el visitante habrá podido admirar el paisaje y conocer cómo los romanos llevaron a cabo las labores mineras del oro en esta zona, todo ello con un fácil y tranquilo paseo entre las encinas y el granito.